El Taller Silencioso: Reconstruyendo tu Cuerpo desde la Calma
Bienvenida y bienvenido al podcast Meditación Guiada. Hoy te traigo una meditación sobre El taller del cuerpo: reparar desde la calma.Busca un lugar tranquilo. Si puedes, cierra la puerta y apaga las notificaciones. Siéntate o recuéstate como te sea más cómodo. Suelta la mandíbula. Afloja los hombros. Deja que las manos descansen donde quieran. Respira a tu manera. Como quien abre una ventana para que entre aire limpio.Imagina que estás a la entrada de un taller luminoso. Es tu taller interior. Huele a madera, a aceite suave, a algo recién cuidado. Al entrar, cuelgas en un perchero invisible las prisas y las exigencias. Se quedan ahí, esperando fuera. Aquí dentro solo hay espacio para escuchar.(pausa de cinco minutos)Camina por el taller. Escucha el sonido tranquilo de herramientas en reposo. En una mesa, hay una lámpara cálida. La enciendes. Esa luz no quema. Acaricia. Recorre tu cuerpo por dentro, como si fueses una artesana o un artesano que limpia con un paño de algodón. Pasas la luz por la frente y el cuero cabelludo, aflojando el gesto. La llevas a los ojos y a las sienes, invitando a descansar. La dejas caer por la cara, la mandíbula, la lengua. Todo se ablanda un poco, como cera al sol.La luz desciende al cuello y la garganta, despejando caminos. Se abre paso por los hombros, soltando nudos pequeños. Ilumina el pecho y el corazón. Agradece su trabajo constante. Siente el ritmo que te sostiene. Lleva la luz al abdomen, donde todo se transforma. Dale permiso para digerir con calma lo que vives. Extiende la luz por la pelvis, la espalda baja, las caderas. Recorre muslos, rodillas, pantorrillas, tobillos, pies. Todo tu cuerpo recibe un cuidado paciente.(pausa de cinco minutos)Te sientas en un banco del taller. Escuchas tu respiración. Cada inhalación trae piezas nuevas de calma. Cada exhalación suelta el polvo de lo que ya no sirve. Tu sistema sabe reparar. No siempre necesita más esfuerzo. A veces necesita menos fricción.Déjame contarte una historia sencilla. Un relojero del barrio recibía relojes que se atrasaban. Muchos clientes pedían que los ajustara con fuerza. Él sonreía y decía: primero limpio el polvo, luego engraso lo que roza. El reloj empieza a acertar cuando dejo de forzarlo. Solo entonces toco los ajustes finos. Tu salud es parecida. No siempre es cuestión de apretar más. Es cuestión de quitar polvo, engrasar lo que roza, crear espacio para que lo que ya sabes hacer, suceda.Observa dónde hay fricción en tu vida. A veces es falta de descanso. A veces es demasiada pantalla tarde por la noche. A veces es hablarte duro. En el taller, decides un gesto pequeño que reduzca fricción hoy. Tal vez un vaso de agua más. Tal vez salir a la luz del sol unos minutos. Tal vez decir una frase amable al despertar. Elige uno. Solo uno. Guárdalo en un bolsillo del corazón.(pausa de cinco minutos)Vuelve a la mesa de la lámpara. Sobre ella hay tres frascos con etiquetas claras: Respiración, Movimiento, Silencio. Abre el frasco de la Respiración. Toma unas cuantas respiraciones profundas, lentas, sin exigencia. Siente cómo entra el aire y cómo sale. Abre el frasco del Movimiento. Imagina que tus articulaciones se lubrican, como bisagras que vuelven a sonar suave. Si te apetece, micro movimientos: hombros, cuello, dedos, pies. Pequeños, amables. Abre el frasco del Silencio. Escucha un instante tu interior sin añadir nada. El silencio también nutre.Repite en silencio, con ternura:Mi cuerpo sabe repararse cuando yo le doy tiempo y cuidado.Puedo ser mi lugar seguro.La salud crece con gestos pequeños y constantes.Me hablo con respeto. Me trato con cariño.Hoy elijo una acción simple que me hace bien.(pausa de cinco minutos)En el taller, encuentras un cuaderno. Escribes unas líneas con tu mano imaginaria: Gracias, cuerpo, por todo lo que haces sin que yo lo note. Hoy te escucho. Hoy te acompaño. Cierra el cuaderno. Llévalo contigo.Es momento de salir. Apagas la lámpara sabiendo que su luz queda encendida dentro. Vuelves a la puerta. Recuperas solo lo que te sirva. Lo demás puede esperar fuera. Siente el peso amable de tu cuerpo aquí. Nota el contacto con la silla o la cama. Suaviza la lengua. Mueve los dedos de las manos y de los pies. Tal vez un estiramiento suave. Tal vez un suspiro que te vacía y te llena a la vez. Mira tu día o tu noche con nuevos ojos, como una pieza recién afinada.Antes de despedirme, quiero recomendarte un libro que puede ayudarte a mantener este cuidado en tu vida diaria. Se llama Antihábitos, de Borja Girón, disponible en Amazon. ¿Y si tus hábitos no fueran el problema… sino los antihábitos? Antes de construir hábitos positivos, tienes que eliminar los antihábitos: esos comportamientos automáticos, repetidos y camuflados que parecen inofensivos —o incluso beneficiosos— pero que están arruinando tu salud, tus relaciones, tu tiempo y tu felicidad. Es una guía clara para detectar lo que te desgasta sin darte cuenta y abrir espacio real para lo que te fortalece.Gracias por estar aquí. Gracias por compartir esta meditación con esa persona que la pueda necesitar. Te espero en la próxima meditación. Un abrazo. Te quiero.Conviértete en un seguidor de este podcast: https://www.spreaker.com/podcast/meditacion-guiada-con-borja-giron--6092921/support.