El arca es símbolo de salvación, de la posibilidad de resguardar lo esencial en medio del caos. Representa la protección de la semilla, de lo esencial, cuando todo lo demás desaparece. Es una matriz, un útero simbólico donde se gesta una regeneración. Desde una lectura alquímica, el arca podría compararse con el “vas hermeticum”, el recipiente cerrado donde ocurre la transmutación de la materia prima. El diluvio, con sus aguas purificadoras, nos recuerda a la etapa de la nigredo, la disolución del viejo mundo, de los elementos impuros. Sin embargo, dentro del arca se preserva la esencia, lo incorruptible, esperando el momento propicio para manifestarse.
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10:40
Simbolismo de la navegación
El escenario es el mar. El protagonista de la aventura es el navegante, figura arquetípica del buscador espiritual. No es un turista, ni un comerciante de rutas. Es alguien que se atreve a soltar amarras, impulsado por un llamado que no siempre sabe explicar. Su travesía lo expone a tormentas, tentaciones y monstruos simbólicos, pero también a descubrimientos profundos, revelaciones y encuentros consigo mismo. Como Ulises, Jasón o Simbad, el navegante atraviesa el mar no solo para llegar a un lugar, sino para transformarse en el camino.
En la tradición iniciática, esta figura aparece una y otra vez: Buda es el Gran Nauta que lleva a los seres a la otra orilla del sufrimiento; Cristo es el timonel de la nave que conduce a los suyos por el mar del mundo; Jano, dios de los comienzos, lleva las llaves de los umbrales y también la barca que cruza entre lo viejo y lo nuevo. La imagen se repite: hay una orilla de origen, una travesía incierta, y una tierra prometida que no es solo geográfica, sino espiritual.
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9:14
Códigos cabalísticos y cifrados
En la tradición judía, especialmente en la Cábala, los métodos de codificación y manipulación de letras y números son herramientas esenciales para el estudio de los textos sagrados. El valor numérico de las letras hebreas permite establecer equivalencias ocultas entre palabras y frases aparentemente inconexas, revelando así niveles de significado más profundos. Este sistema se llama Gematría y consiste en asignar un valor numérico a cada letra del alfabeto hebreo.
Junto a la gematría, se emplean también otros sistemas como el Notaricón (formación de palabras a partir de acrónimos) y el Temurá (intercambio de letras según reglas específicas), los cuales permiten múltiples capas de lectura e interpretación de los textos sagrados
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12:50
Símbolos: Captación intuitiva
Desde la antigüedad, numerosos filósofos han afirmado que conocer es en realidad recordar. Platón, en su teoría de la reminiscencia (anamnesis), sostenía que todo conocimiento es un recuerdo del alma.
Para él, aprender no consiste en adquirir información nueva, sino en hacer aflorar verdades que el alma ya conocía antes de nacer, cuando moraba en planos más sutiles de realidad. En otras palabras, lo que se está diciendo es que el saber más profundo es innato y que lo olvidamos al encarnar en el plano físico, quedando velado por la experiencia sensible y el olvido. Los griegos hablaban del río Leteo, cuyas aguas provocaban el olvido total del alma antes de su encarnación, y de la diosa Aletheia, que significa “des-ocultamiento” o “verdad revelada”. Así, recordar es un acto cosciente de desvelar lo que ya habita en nuestro interior, quitando uno a uno los velos del olvido.
En otros puntos del globo, otros maestros e iniciados llegaron a la misma conclusión. En la India, Ramana Maharshi insistía en que la realización del Ser no implicaba obtener algo nuevo: “Ya somos el Ser -decía- sólo el Ser es. La ignorancia es la que nos hace imaginar que no hemos realizado el Ser”.
Desde esta perspectiva del vedanta advaita, ya somos aquello que buscamos; simplemente lo hemos olvidado bajo las capas de ignorancia, y el camino espiritual es un proceso de remover esos velos para reconocer nuestra naturaleza eterna.
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11:04
Los cuadrados mágicos planetarios
Los cuadrados mágicos planetarios o “cameas” son verdaderas obras maestras de la magia tradicional ya que en ellos se reúnen la matemática pitagórica, la astrología caldea y los sistemas mágicos medievales, que concebían al universo como una estructura viva, ordenada y profundamente simbólica.
Existen varios tipos de cuadrados mágicos: algunos son simples juegos numéricos con propiedades curiosas, otros tienen aplicaciones recreativas, pero cuando hablamos de cuadrados planetarios nos referimos a estructuras simbólicas, asociadas a las esferas celestes, que permiten canalizar las energías de los planetas.
Los siete cuadrados planetarios o “tablas sagradas de los planetas” se vinculan a los siete planetas tradicionales: Mercurio, Venus, Marte, Júpiter, Saturno, Luna y Sol.