Black Sabbath - Black Sabbath
La grabación tardó un día, el productor de este proyecto debutaba en esa posición, el estudio tenía solamente cuatro pistas y todo costó menos que una entrada VIP para un concierto de Bon Jovi. Sin embargo, en 1970, este álbum debut, modesto y grabado discretamente, cambió el mundo tal como lo conocíamos.
Es que hablamos del álbum debut homónimo de Black Sabbath.
Fue entonces cuando el heavy metal respiró por primera vez, desafiando la industria de la música y apasionando a las generaciones posteriores con una oscuridad implacable de pensamiento, canciones y riffs de guitarra.
“Éramos diferentes a todo lo que había en aquel entonces”, dice el guitarrista Tony Iommi.
“Mientras todos los demás seguían enfrascados en las ideas hippies y psicodélicas de los 60, esto era algo nuevo”, agregó.
“Éramos cuatro jóvenes de la zona. Fui a la escuela con Tony. Estaba en una banda con Geezer Butler”, añade Ozzy Osbourne. “Cuando empezamos, teníamos todo para ganar y nada para perder. Fue mi forma de escapar de trabajar en una fábrica el resto de mi vida”.
Ya había indicios de una fuerza emergente en la escena musical.
El riff del exitoso sencillo de The Kinks de 1964, "You Really Got Me", por ejemplo.
El álbum debut de Blue Cheer de 1968, "Vincebus Eruptum", y el disco de Iron Butterfly, "In-A-Gadda-Da-Vida" del mismo año.
La fascinación por la magia y lo sobrenatural había impregnado la obra de Led Zeppelin, e incluso se remontaba al blues, pero nadie lo había combinado de una forma tan compleja.
Nadie se había atrevido a intentar algo tan distorsionado, original y musicalmente tan sombrío. Black Sabbath dio a luz a la bestia, y todos abrazamos una visión nueva y sombría.
“Lo que nos diferenciaba del resto eran nuestras letras”, explica el baterista Bill Ward.
“Había muchas bandas geniales en aquella época, como Zeppelin, Deep Purple, por ejemplo, pero ninguna tenía letras tan morbosas como las nuestras. Es lo que definió a la banda, lo que nos hizo únicos”.
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Sabbath empezó en 1968 bajo el nombre de Polka Tulk Blues Company. Era la fusión de los miembros de una banda de Carlisle llamada Mythology (Tony, Bill) y de otra llamada Rare Breed (del vocalista Ozzy Osbourne y el bajista Geezer).
Ubicados en la zona de Aston en Birmingham, y con la incorporación del guitarrista slide Jimmy Phillips y el saxofonista Alan Clarke, eran una banda de blues pesado que rápidamente se convirtió en Polka Tulk y luego en Earth. Para entonces, Jimmy Phillips y Alan Clarke ya se habían marchado.
“En aquella época, Birmingham era un auténtico hervidero de bandas de blues”, explica Butler. “Había muchísimos sitios donde dar conciertos, pero prácticamente el único local de rock era Henry’s Blues House, encima de un pub en el centro de Birmingham. Todos tocaban allí”.
Este local estaba dirigido por Jim Simpson, quien luego se convertiría en el manager de la banda y quien, en 1969, los envió a tocar regularmente en Alemania, especialmente en el Star Club de Hamburgo, que se hizo famoso a principios de la década gracias a los Beatles.
“Tocábamos hasta nueve sets al día”, ríe Butler. “Todos duraban unos 45 minutos, y como no teníamos muchas canciones, aprendimos a hacer versiones extendidas para introducir solos de batería y guitarra. Así empezamos a improvisar mucho, y de ahí surgió gran parte del material del primer álbum”.
Para entonces, la banda había sobrevivido a la pérdida temporal de Iommi, reclutado por los emergentes íconos del rock progresivo Jethro Tull. Duró lo suficiente como para participar en un programa de televisión, Rock and Roll Circus de los Rolling Stones, antes de decidir que ese estilo no era para él y regresó con su entonces llamada banda Earth.
El problema era que, si bien la banda estaba creando una buena base de seguidores en vivo, no resultaban nada atractivos para las discográficas.
“Varios nos rechazaron en aquel momento”, dice Iommi. “Creo que sentían que éramos demasiado originales para ellos. Jim Simpson decidió entonces que nuestras canciones no eran lo suficientemente comerciales y que necesitábamos un compositor externo”.
Y así apareció Normal Haines, quien se había hecho un nombre con otra banda de Birmingham llamada Locomotive, que lanzó un álbum de estilo progresivo en 1969 titulado We Are Everything You See (ahora una pieza de coleccionista).
Jim Simpson le preguntó al tecladista Norman Haines si estaría interesado en unirse a Earth, lo que les daría algo de apoyo comercial. La oferta fue rechazada, pero en su lugar Norman compuso para la banda una canción titulada "The Rebel".
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Antes de dar el siguiente paso, la banda tuvo que cambiar de nombre. Ya existía otro grupo británico llamado Earth, que interpretaba pop y versiones de Motown, y esto obligó a nuestros héroes a replantearse su futuro. Sin embargo, tenían esta canción que se convertiría en un momento decisivo de la banda.
"La canción fue lo primero", dice Ward. "Era pesimista, oscura y muy influenciada por lo sobrenatural.
Lo que no tenía era título. Así que un día Geezer sugirió que la llamáramos Black Sabbath, como una película de terror de 1963 protagonizada por Boris Karloff".
Esto no solo resolvió el problema del título de la canción, sino que se convirtió en el nombre de la banda, cuando se vieron obligados a abandonar su nombre Earth. Y el 22 de agosto de 1969, los recién consagrados Black Sabbath acudieron a los estudios Trident en el Soho de Londres para grabar un demo de “The Rebel” (que acabamos de escuchar), con el mismísimo Norman Haines al piano y al órgano. La sesión fue producida por Gus Dudgeon y la ingeniería estuvo a cargo de Rodger Bain. En total, se grabaron 19 tomas de esta canción.
“Gus Dudgeon intentó decirnos qué hacer”, dice Ozzy. “Y si nos conocieras en aquel entonces, entenderías que cuando nos ordenaban hacer algo de cierta manera, hacíamos lo contrario a propósito.”
La estratagema de contratar a un compositor externo no funcionó. La banda también grabó otra canción de Norman Haines, “When I Come Down” (a veces llamada “When I Came Down” que escuchamos después de “The Rebel”), pero Jim Simpson no logró que Sabbath firmara con ningún sello, lo cual no sorprendió a Ward.
“No funcionaron porque no éramos nosotros. Nos sentíamos incómodos y eso se notaba en los demos. Estábamos mucho más contentos con nuestro propio material, que era muy diferente a estas canciones.”
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En un último acto de desesperación e inspiración, Jim Simpson decidió dar un paso audaz. Firmó un contrato con el exproductor y crítico de jazz Tony Hall, quien había copresentado una breve serie musical de televisión a finales de los 50 llamada Oh Boy!, casi precursor al legendario Top Of The Pops. Se acordó que Hall aportaría el dinero para que Sabbath grabara un álbum y luego intentaría vender el resultado a una discográfica.
"Creo que Tony Hall nos dio 1000 libras", dice Butler. "Cada uno recibió 100 libras para pagar deudas, y el resto se destinó a pagar el álbum: 600 libras. ¡Suena a nada hoy en día!"
“Me creía rico”, añade Ozzy. “Gasté parte del dinero en un par de zapatos. En aquella época, solía andar descalzo, porque literalmente no podía permitirme tener zapatos”.
El 10 de noviembre de 1969, la banda regresó a Trident para intentar grabar su versión más comercial. La canción elegida esta vez fue Evil Woman (Don’t You Play Your Games With Me).
“Esta había sido un éxito en Estados Unidos para una banda llamada Crow (llegó al número 19)”, dice Ward sobre la elección. “Para ser sinceros, a ninguno de nosotros nos gustó la canción y no queríamos hacerla. ¿Pero qué sabíamos? Jim Simpson y Tony Hall pensaron que podría hacernos bien, así que la aceptamos a regañadientes”.
En aquella época, muchos grupos británicos se dejaban convencer para que versionaran éxitos estadounidenses recientes, lanzando sus versiones antes que la original en el Reino Unido. Y esta iba a ser la única canción del álbum de Black Sabbath grabada por separado del resto de las canciones. Se hizo en Trident Studios, con Barry Sheffield (copropietario del estudio) como ingeniero y Rodger Bain como productor.
“No creo que Gus Dudgeon disfrutara trabajando con nosotros en The Rebel”, se ríe Iommi. “Parecía no entender lo que pretendíamos y, al parecer, rechazó la oferta de volver a trabajar con nosotros”.
“Recuerdo que no nos entendimos nada bien con Gus; siempre era muy crítico con lo que hacíamos”, añade Butler.
“No queríamos que hiciera nada más por nosotros. Sé que conocimos a un par de productores potenciales, pero Rodger Bain nos gustó porque tenía la actitud adecuada. Quería grabarnos en directo en el estudio, hacerlo como si fuera un concierto. Así era como queríamos trabajar, ya que no teníamos ni idea de tecnología de estudio”.
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Así que, el 17 de noviembre de 1969, la banda fue a los Regent Sound Studios de Londres, ¡y literalmente tuvieron un día para hacerlo todo!
“Había un día reservado para mezclarlo, pero teníamos que terminar todas nuestras partes ese primer día”, suspira Iommi. “Así se hacían las cosas en aquella época. No teníamos otra opción. Solo podíamos instalarnos en una pequeña sala y tocar las canciones de principio a fin. Eso sí, eso jugaba a nuestro favor, porque para entonces éramos una banda en directo realmente buena.
“Teníamos que tener mucho cuidado de no cometer errores, de lo contrario podrían quedar en el disco. Si mal no recuerdo, nos dimos el lujo de grabar una o dos canciones por segunda vez, pero eso era todo.”
“Tony sí pudo hacer un par de overdubs en la guitarra, pero cuando se lo pedimos, Rodger y Tom [Allom, el ingeniero] solo nos devolvían suspiros de frustración”, sonríe Butler al recordarlo. “El tiempo apremiaba. Luego, cuando Ozzy preguntó si podía añadir algunas voces adicionales, le dijeron: ‘No, lo siento, se acabó el tiempo. ¡Ahora vete a la mierda!’”.
Y ese fue el final de la participación de la banda en el álbum. Al día siguiente se fueron en ferry a dar conciertos en Suiza, mientras Rodger Bain y Tom Allom mezclaban las pistas.
“Siendo sincero, dudo que hubiéramos tenido algo útil que aportar en ese momento”, admite Iommi. “¿Qué sabíamos de mezclas? ¡Lo único que habríamos hecho es sentarnos y molestar a todos pidiendo que subieran el volumen!”
“Lo que se escucha en la canción Black Sabbath —la campana y todos esos efectos— no tuvo nada que ver con nosotros”, revela Ozzy. “Se añadieron después de que nos fuéramos en ferry. La primera vez que escuchamos la mezcla fue cuando pudimos escuchar el álbum terminado”.
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No solo Sabbath no estuvo presente en la mezcla, sino que no tuvo nada que ver con la secuencia de las canciones del disco final.
“Eso lo hizo el sello”, comenta Butler. “Si nos lo hubieran dejado a nosotros, lo más probable es que hubiéramos comenzado con algo como Warning. ¡Quizás era mejor que no nos dejaran!”.
La canción mencionada era una versión de un tema grabado un par de años antes por la banda británica Aynsley Dunbar Retaliation, y es algo que el bajista había aportado a la banda.
“Era una canción de blues genial para improvisar. La primera vez que la hice fue cuando estaba en Rare Breed, y ahí fue donde desarrollamos las ideas que finalmente se unieron en NIB”, agrega Butler.
Es asombroso darse cuenta de lo poco que Black Sabbath tuvo que ver con su propio álbum debut. Pero Iommi le resta importancia a la situación con una actitud filosófica.
"En aquel entonces no sabíamos nada; así se hacían las cosas. Las discográficas tenían muchísimo control. Nuestra parte era grabar las canciones y luego dejarles el resto a ellos".
“No teníamos experiencia en nada más que tocar en vivo”, dice Ozzy. “Jim Simpson simplemente nos dijo: ‘De camino a tomar el ferry a Suiza, hagan una parada en Regent Sound y graben su álbum’. Fue casi una idea de último momento”.
Armado con las cintas, Tony Hall logró convencer al sello Phillips para que contratara a la banda, lanzando “Evil Woman…” como sencillo el 9 de enero de 1970, a través de su filial de Fontana. No entró en las listas, y fue otro sello de Phillips, el recién formado Vertigo, el que publicó el álbum en el Reino Unido el 13 de febrero de 1970, un viernes, como era de esperar. Y esta vez, todo fue rápido, y el disco alcanzó el número 8 en las listas, para sorpresa de todos.
“Ni siquiera escuchamos ni vimos el álbum antes de su lanzamiento”, admite Tony. “Lo primero que supimos fue cuando volvimos de Europa, prendimos la radio y escuchamos “Evil Woman…”.
Éramos nosotros. En la radio. Fue emocionante, pero nunca nos enviaron las mezclas de los temas ni nos mostraron el arte. Nada”.
“Recuerdo que Jim Simpson me dijo que el álbum había llegado a las listas de éxitos. No me lo podía creer”, ríe Ozzy. “Ni siquiera lo había puesto en ese momento, y no tenía ni idea de cómo sonaba. Así que me llevé una copia a casa de mis padres y la puse en su tocadiscos. Recuerdo que mi padre la escuchó y me dijo: "¿Seguro que solo te tomas una copa de vez en cuando?". ¡Fue divertidísimo! Estaba como loco todo el tiempo. Debí de tener sobredosis todos los días por aquel entonces”.
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El hombre que fichó a Sabbath para Vertigo fue el jefe del sello, Olaf Wyper, quien de hecho los había visto una vez por casualidad.
“Fui a Birmingham para una reunión, pero me equivoqué de día. Sin nada que hacer, fui a un club local solo para pasar el rato. El lugar estaba lleno y allí estaba tocando una banda increíble, unos tal Black Sabbath. En ese momento supe que los quería”.
En Estados Unidos, el álbum se lanzó el 30 de junio y alcanzó el número 23 en las listas de éxitos. Para sorpresa de todos. Un pequeño cambio fue que eliminaron “Evil Woman…”, en favor de otra canción original, “Wicked World”, que había sido la cara B de ese primer sencillo británico.
“De hecho, fue la primera canción que compusimos después de cambiar el nombre de la banda a Black Sabbath”, dice Ward. “Tony Iommi tenía un riff que se le ocurrió cuando todavía estábamos en Mythology”.
La pieza central del álbum, que escuchamos más temprano en el programa, fue la canción que le da título: una epopeya formidable que se desarrolla hasta un crescendo ensordecedor y oscuro. Como dice el baterista, es el himno de la banda.
“Si escuchas esa canción, para mí representa todo el heavy metal”, insiste Geezer. “Está todo ahí: todo el género en una sola canción. La idea surgió de un incidente: una noche me desperté y vi una misteriosa figura negra al pie de mi cama, allí de pie. Me asustó tanto que se lo conté a Ozzy al día siguiente, y él ideó la letra. Me apasionaba lo sobrenatural y el espiritualismo, y cosas así me pasaban constantemente”.
Lo que impulsó el álbum fue la instrumentación única, con el sonido de la guitarra de Iommi convirtiéndose en un sello distintivo.
“Quería la mayor distorsión posible, cuando todos los demás buscaban un sonido limpio todo el tiempo. Esto solía horrorizar a las compañías de amplificadores, porque no entendían lo que yo decía. Todos intentaban reducir la distorsión, mientras que yo hacía lo contrario”.
“Las bandas me preguntan constantemente cómo conseguí mi sonido de bajo”, dice Butler, “porque quieren copiarlo. Es fácil. ¡Solo tienes que tener tres altavoces en una caja de cuatro y subirlo tanto que lo revientes todo!”.
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La reacción al álbum en aquel momento fue diversa. Mientras que a algunos les encantó, a otros no les convenció en absoluto. Iommi recuerda a un crítico particularmente vehemente del disco.
“En aquel entonces leí sobre Roger Waters por la actitud de Pink Floyd. Detestaba profundamente lo que habíamos hecho. Pensaba que el álbum era una basura total y predijo que tanto él como nosotros desapareceríamos rápidamente. Debo admitir que eso me hizo reír en aquel momento, y todavía me hace reír.
¿Qué pienso del álbum ahora? Me gusta. Sí, podría haber sido mejor, y puedo oír cosas que no deberían estar ahí, pero se puede decir lo mismo de cualquiera de nuestros discos. Lo que sí hace es capturar la energía y la fuerza de la banda de aquel entonces. Y hay gente que intenta hoy conseguir esa misma atmósfera.
Quizás sea Ozzy Osbourne quien mejor resume lo que significa el álbum y por qué se ha convertido en el santo grial del metal.
“Los cuatro nos hemos distanciado a lo largo de los años, pero solo necesito volver a escuchar este álbum para darme cuenta de cuánto quiero a los otros tres. Es simplemente mágico. No puedo expresarlo mejor. He tenido la suerte de tocar con grandes músicos en mi carrera. Con todo el respeto a todos, este fue mi mejor momento. Ese álbum fue tan especial que cambió nuestras vidas para siempre. Todo lo que he tenido la suerte de hacer, y lo mismo les digo a los otros tres, se lo debemos a ese disco. No había egos, solo cuatro amigos que significaban mucho el uno para el otro.”