Déjame tu comentarioRoma… el corazón del Imperio. Calles de mármol, templos dorados, estatuas de emperadores que se creían dioses. Pero también, túneles oscuros, gritos en el coliseo, antorchas humanas encendidas para iluminar las fiestas del poder. Allí, entre el esplendor y la crueldad, nació algo que ni el fuego ni el hierro pudieron apagar: la fe cristiana. En este segundo episodio de nuestra serie “Semillas de Sangre”, viajamos a los primeros siglos del cristianismo, cuando creer en Cristo era motivo de burla, sospecha y muerte.Redes sociales: saulmarrerorivera (Facebook e Instagram)Correo electrónico:
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