Frustración por hacerme entender, creí que eras tú el dueño de este juego, capaz de manipular las reglas de mi mente, tú: un cuervo encarcelado por la exhuberante mente en tu época.
Bienvenido mi Lord, bienvenida my lady. Entre lo que me enseñaste y la intriga que me generaste no busques más en mi esta sensación de miedo como gusto culposo