Carlos Álvarez, el zurdo de moda de Asobal que se marcha a la liga portuguesa
Carlos Álvarez, 22 años, Pontevedra. Mejor extremo derecho de la Asobal en esta temporada. A punto de hacer las maletas rumbo a Lisboa. Zurdo, sí. Pero también rápido, descarado, preciso. Con cara de no haber roto un plato y alma de los que entran a la pista y si las cosas se ponen complicadas, pide el balón. Y además si es preciso se juega un fuerte-flojo.Lo tuvimos en Liftados, el podcast de balonmano sin pegas. Y con Carlos hubo de todo: risas, sinceridad, anécdotas de vestuario, noches en el Húmedo, la inesperada llamada de la selección, fichajes y alguna que otra rosquita fallada.Lo primero que dice cuando le preguntamos por los liftados es que no son una licencia artística. Son una necesidad. “Yo no hago florituras. Hago liftados porque me salen solos. Porque me salvan”, explica. Lanza sin miedo. Pero también piensa. “Si la tiras y no entra… te comen. Así es este juego”. Carlos no solo es potencia o reflejos. Tiene lectura, tiene cabeza. Y se nota cuando habla.Cuando recuerda que con Gonzalo Pérez de Vargas “no metía ni una en los entrenamientos del Mundial”, lo dice entre risas, pero también con respeto. “Le tiraba a todos los sitios… y nada. Es una locura”.Hay zurdos que creen que su camino está asfaltado solo por serlo. Carlos no. “Ser zurdo ayuda, sí. Pero como no te pasen el balón… no haces nada”. Reclama visibilidad para los extremos. Minutos. Responsabilidad. Y también esa complicidad con el jugador que está a su lado que marca la diferencia. “Cuando hay feeling, todo es más fácil. Pero hay que currárselo”.Y lo ha hecho. De Cisne a León, pasando por selecciones de base, citas con los Hispanos, y ahora el salto a Portugal. Todo eso, antes de cumplir los 23.Hablar de Carlos Álvarez es hablar también de León. “Es la ciudad perfecta para un jugador joven”, suelta. Y no lo dice por el Palacio. Lo dice por el barrio Húmedo, por el ambiente universitario, por la gente que te saluda por la calle, por la vida fuera del 40x20.“Si hay partido un viernes o sábado, y ganamos… eso es gloria”. Lo dice sin filtro. Y sí, también se habla de fiesta, de camisetas, de penaltis tirados con flow y del coche que le prestaron esta temporada. Spoiler: era un Renault. Pronto, quizá, cambie de modelo.Navidades. Carlos estaba en casa. Navidad, turrón, sofá. Kauldi se lesiona. Suena el teléfono. “El cochinillo aún no me había bajado”, confiesa. Y allá que va. Al Mundial. Sin tiempo para procesar nada. Sin margen para el vértigo.Convive con los mejores. Se gana el respeto. Comparte habitación con Ferran Solé. “Un referente. Y encima me ayudó a estar tranquilo. Muy cercano, muy crack”.Y no solo fue de relleno. Jugó. Marcó. Y confirmó lo que muchos ya sabían: que está para quedarse.Lo anunció hace poco. Ficha por el Sporting CP. Un paso más. Otro idioma. Otra liga. Otro ritmo. “Me convencieron muchas cosas: el proyecto, que el entrenador fue extremo, que apuestan por gente joven. También tuve llamadas de Alemania, se habló incluso de Veszprém… pero sentí que era el sitio”.Lo dice con la seguridad de quien sabe lo que quiere. Y también con la humildad de quien no ha olvidado de dónde viene. “Sin el Cisne, sin Santi Garrido, sin Javi Márquez… no estaría aquí”.Hay momentos Liftados. Como cuando Dani Cabado se enzarza con él por su camiseta favorita. Carlos defiende la del Ademar: “Con el león, la bandera… está muy guapa”. Gorka prefiere la sobriedad del diseño de Granollers, pero Cabado le suelta que parece la del Athletic. Risas. Pique sano. Balonmano.También hablamos de su música de previa. Reggaetón, sí. Pero “antes del partido, algo que me active”. Y cuando le preguntamos si le da rabia que otros cobren más por jugar menos, se ríe, pero dispara: “Bueno, eso pasa en todos los sitios. Hay que saber lo que vales y lo que puedes exigir. A veces toca callar. Pero solo a veces”.Carlos Álvarez ha sido uno de los invitados más auténticos que han pasado por Liftados.🎧 Ya disponible en Spotify, Apple Podcasts y YouTube.