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Su Eterna Palabra

Paulino Solórzano
Su Eterna Palabra
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  • Libro de Los Hechos Cap. 9
    Lecturas interpretadas de La Santa Palabra De Dios, Elohim Adonai1 Saulo, respirando todavía amenazas y muerte contra los discípulos del Señor, fue al sumo sacerdote,  2 y le pidió cartas para las sinagogas de Damasco, para que si encontraba algunos que pertenecieran al Camino, tanto hombres como mujeres, los pudiera llevar atados a Jerusalén.  3 Y sucedió que mientras viajaba, al acercarse a Damasco, de repente resplandeció en su derredor una luz del cielo;  4 y al caer a tierra, oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?   5 Y él dijo: ¿Quién eres, Señor? Y Él respondió:  Yo soy Jesús a quien tú persigues;   6 levántate, entra en la ciudad, y se te dirá lo que debes hacer.   7 Los hombres que iban con él se detuvieron atónitos, oyendo la voz, pero sin ver a nadie.  8 Saulo se levantó del suelo, y aunque sus ojos estaban abiertos, no veía nada; y llevándolo por la mano, lo trajeron a Damasco.  9 Y estuvo tres días sin ver, y no comió ni bebió. 10 Había en Damasco cierto discípulo llamado Ananías; y el Señor le dijo en una visión: Ananías. Y él dijo: Heme aquí, Señor.  11 Y el Señor le dijo:  Levántate y ve a la calle que se llama Derecha, y pregunta en la casa de Judas por un hombre de Tarso llamado Saulo, porque, he aquí, está orando,   12 y ha visto en una visión  a un hombre llamado Ananías, que entra y pone las manos sobre él para que recobre la vista.   13 Pero Ananías respondió: Señor, he oído de muchos acerca de este hombre, cuánto mal ha hecho a tus santos en Jerusalén,  14 y aquí tiene autoridad de los principales sacerdotes para prender a todos los que invocan tu nombre.  15 Pero el Señor le dijo: Ve, porque él me es un instrumento  escogido, para llevar mi nombre en presencia de los gentiles, de los reyes y de los hijos de Israel;   16 porque yo le mostraré cuánto debe padecer por mi nombre.   17 Ananías fue y entró en la casa, y después de poner las manos sobre él, dijo: Hermano Saulo, el Señor Jesús, que se te apareció en el camino por donde venías, me ha enviado para que recobres la vista y seas lleno del Espíritu Santo.  18 Al instante cayeron de sus ojos como unas escamas, y recobró la vista; y se levantó y fue bautizado.  19 Tomó alimentos y cobró fuerzas. Y por varios días estuvo con los discípulos que estaban en Damasco. 20 Y enseguida se puso a predicar a Jesús en las sinagogas, diciendo: Él es el Hijo de Dios.  21 Y todos los que lo escuchaban estaban asombrados y decían: ¿No es este el que en Jerusalén destruía a los que invocaban este nombre, y el que había venido aquí con este propósito: para llevarlos atados ante los principales sacerdotes?  22 Pero Saulo seguía fortaleciéndose y confundiendo a los judíos que habitaban en Damasco, demostrando que este Jesús es el Cristo. 23 Después de muchos días, los judíos tramaron deshacerse de él,  24 pero su conjura llegó al conocimiento de Saulo. Y aun vigilaban las puertas día y noche con el propósito de matarlo;  25 pero sus discípulos lo tomaron de noche y lo sacaron por una abertura en la muralla, bajándolo en una canasta. 26 Cuando llegó a Jerusalén, trataba de juntarse con los discípulos; y todos le temían, no creyendo que era discípulo.  27 Pero Bernabé lo tomó y lo presentó a los apóstoles, y les contó cómo Saulo había visto al Señor en el camino, y que Él le había hablado, y cómo en Damasco había hablado con valor en el nombre de Jesús.  28 Y estaba con ellos moviéndose libremente en Jerusalén, hablando con valor en el nombre del Señor.  29 También hablaba y discutía con los judíos helenistas; mas estos intentaban matarlo.  30 Pero cuando los hermanos lo supieron, lo llevaron a Cesarea, y de allí lo enviaron a Tarso...--------1986, 1995, 1997 by The Lockman Foundation⁠⁠Más información sobre La Biblia de las Américas⁠⁠⁠⁠⁠⁠⁠⁠⁠⁠⁠⁠⁠⁠⁠⁠⁠⁠⁠[email protected]⁠⁠⁠⁠⁠⁠⁠⁠⁠⁠⁠⁠⁠⁠⁠⁠⁠⁠
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    8:31
  • Libro de Los Hechos Cap. 8
    1Y Saulo estaba de completo acuerdo con ellos en su muerte. En aquel día se desató una gran persecución en contra de la iglesia en Jerusalén, y todos fueron esparcidos por las regiones de Judea y Samaria, excepto los apóstoles. 2Y algunos hombres piadosos sepultaron a Esteban, y lloraron a gran voz por él. 3Pero Saulo hacía estragos en la iglesia entrando de casa en casa, y arrastrando a hombres y mujeres, los echaba en la cárcel. 4Así que los que habían sido esparcidos iban predicando la palabra. 5Felipe, descendiendo a la ciudad de Samaria, les predicaba a Cristo. 6Y las multitudes unánimes prestaban atención a lo que Felipe decía, al oír y ver las señales que hacía. 7Porque de muchos que tenían espíritus inmundos, estos salían de ellos gritando a gran voz; y muchos que habían sido paralíticos y cojos eran sanados. 8Y había gran regocijo en aquella ciudad. 9Y cierto hombre llamado Simón, hacía tiempo que estaba ejerciendo la magia en la ciudad y asombrando a la gente de Samaria, pretendiendo ser un gran personaje; 10y todos, desde el menor hasta el mayor, le prestaban atención, diciendo: Este es el que se llama el Gran Poder de Dios. 11Le prestaban atención porque por mucho tiempo los había asombrado con sus artes mágicas. 12Pero cuando creyeron a Felipe, que anunciaba las buenas nuevas del reino de Dios y el nombre de Cristo Jesús, se bautizaban, tanto hombres como mujeres. 13Y aun Simón mismo creyó; y después de bautizarse, continuó con Felipe, y estaba atónito al ver las señales y los grandes milagros que se hacían. 14Cuando los apóstoles que estaban en Jerusalén oyeron que Samaria había recibido la palabra de Dios, les enviaron a Pedro y a Juan, 15quienes descendieron y oraron por ellos para que recibieran el Espíritu Santo, 16pues todavía no había descendido sobre ninguno de ellos; solo habían sido bautizados en el nombre del Señor Jesús. 17Entonces les imponían las manos, y recibían el Espíritu Santo. 18Cuando Simón vio que el Espíritu se daba por la imposición de las manos de los apóstoles, les ofreció dinero, 19diciendo: Dadme también a mí esta autoridad, de manera que todo aquel sobre quien ponga mis manos reciba el Espíritu Santo. 20Entonces Pedro le dijo: Que tu plata perezca contigo, porque pensaste que podías obtener el don de Dios con dinero. 21No tienes parte ni suerte en este asunto, porque tu corazón no es recto delante de Dios. 22Por tanto, arrepiéntete de esta tu maldad, y ruega al Señor que si es posible se te perdone el intento de tu corazón. 23Porque veo que estás en hiel de amargura y en cadena de iniquidad. 24Pero Simón respondió y dijo: Rogad vosotros al Señor por mí, para que no me sobrevenga nada de lo que habéis dicho. 25Y ellos, después de haber testificado solemnemente y hablado la palabra del Señor, iniciaron el regreso a Jerusalén anunciando el evangelio en muchas aldeas de los samaritanos. Felipe y el etíope eunuco 26Un ángel del Señor habló a Felipe, diciendo: Levántate y ve hacia el sur, al camino que desciende de Jerusalén a Gaza. (Este es un camino desierto.) 27Él se levantó y fue; y he aquí, había un eunuco etíope, alto oficial de Candace, reina de los etíopes, el cual estaba encargado de todos sus tesoros, y había venido a Jerusalén para adorar. 28Regresaba sentado en su carruaje, y leía al profeta Isaías. 29Y el Espíritu dijo a Felipe: Ve y júntate a ese carruaje. 30Cuando Felipe se acercó corriendo, le oyó leer al profeta Isaías, y le dijo: ¿Entiendes lo que lees? 31Y él respondió: ¿Cómo podré, a menos que alguien me guíe? E invitó a Felipe a que subiera y se sentara con él. 32El pasaje de la Escritura que estaba leyendo era este: Como oveja fue llevado al matadero; y como cordero, mudo delante del que lo trasquila, no abre él su boca. ——————————1986, 1995, 1997 by The Lockman FoundationMás información sobre La Biblia de las Amé[email protected]
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    7:48
  • SALMO 53
    Lecturas interpretadas de La Santa Palabra de Dios, Elohim Adonai.SALMO 531 El necio ha dicho en su corazón: No hay Dios.Se han corrompido, han cometido injusticias abominables;no hay quien haga el bien.2 Dios ha mirado desde los cielos sobre los hijos de los hombrespara ver si hay alguno que entienda,alguno que busque a Dios.3 Todos se han desviado, a una se han corrompido;no hay quien haga el bien, no hay ni siquiera uno.4 ¿No tienen conocimiento los que hacen iniquidad,que devoran a mi pueblo como si comieran pan,y no invocan a Dios?5 Donde antes no había terror, allí tiemblan de espanto,porque Dios esparció los huesos del que acampaba contra ti;tú los avergonzaste, porque Dios los había rechazado.6 ¡Oh, si de Sión saliera la salvación de Israel!Cuando Dios restaure a su pueblo cautivo,se regocijará Jacob y se alegrará Israel.---------------------------------------1986, 1995, 1997 by The Lockman FoundationMás información sobre La Biblia de las Américashttps://www.facebook.com/[email protected]
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    2:39
  • Libro de Los Hechos Cap. 7
    Lecturas interpretadas de La Santa Palabra de Dios, Elohim Adonai.1 “Y el sumo sacerdote dijo: ¿Es esto así? Y él dijo: Escuchadme, hermanos y padres. El Dios de gloria apareció a nuestro padre Abraham cuando estaba en Mesopotamia, antes que habitara en Harán, y le dijo: «Sal de tu tierra y de tu parentela, y ve a la tierra que yo te mostraré». Entonces él salió de la tierra de los caldeos y se radicó en Harán. Y de allí, después de la muerte de su padre, Dios lo trasladó a esta tierra en la cual ahora vosotros habitáis. No le dio en ella heredad, ni siquiera la medida de la planta del pie, y sin embargo, aunque no tenía hijo, prometió que se la daría en posesión a él y a su descendencia después de él. Y Dios dijo así: «Que sus descendientes serían extranjeros en una tierra extraña, y que serían esclavizados y maltratados por cuatrocientos años. Pero yo mismo juzgaré a cualquier nación de la cual sean esclavos» —dijo Dios— «y después de eso saldrán y me servirán en este lugar». Y Dios le dio el pacto de la circuncisión; y así Abraham vino a ser el padre de Isaac, y lo circuncidó al octavo día; e Isaac vino a ser el padre de Jacob, y Jacob de los doce patriarcas. Y los patriarcas tuvieron envidia de José y lo vendieron para Egipto. Pero Dios estaba con él, y lo rescató de todas sus aflicciones, y le dio gracia y sabiduría delante de Faraón, rey de Egipto, y este lo puso por gobernador sobre Egipto y sobre toda su casa. Entonces vino hambre sobre todo Egipto y Canaán, y con ella gran aflicción; y nuestros padres no hallaban alimentos. Pero cuando Jacob supo que había grano en Egipto, envió a nuestros padres allá la primera vez. En la segunda visita, José se dio a conocer a sus hermanos, y conoció Faraón el linaje de José. Y José, enviando mensaje, mandó llamar a Jacob su padre y a toda su parentela, en total setenta y cinco personas. Y Jacob descendió a Egipto, y allí murió él y también nuestros padres. Y de allí fueron trasladados a Siquem, y puestos en el sepulcro que por una suma de dinero había comprado Abraham a los hijos de Hamor en Siquem. Pero a medida que se acercaba el tiempo de la promesa que Dios había confirmado a Abraham, el pueblo crecía y se multiplicaba en Egipto, hasta que surgió otro rey en Egipto que no sabía nada de José. Este rey, obrando con astucia contra nuestro pueblo, maltrató a nuestros padres, a fin de que expusieran a la muerte a sus niños para que no vivieran. Fue por ese tiempo que Moisés nació. Era hermoso a la vista de Dios, y fue criado por tres meses en la casa de su padre. Después de ser abandonado para morir, la hija de Faraón se lo llevó y lo crió como su propio hijo. Y Moisés fue instruido en toda la sabiduría de los egipcios, y era un hombre poderoso en palabras y en hechos. Pero cuando iba a cumplir la edad de cuarenta años, sintió en su corazón el deseo de visitar a sus hermanos, los hijos de Israel. Y al ver que uno de ellos era tratado injustamente, lo defendió y vengó al oprimido matando al egipcio. Pensaba que sus hermanos entendían que Dios les estaba dando libertad por medio de él, pero ellos no entendieron. Al día siguiente se les presentó, cuando dos de ellos reñían, y trató de poner paz entre ellos, diciendo: «Varones, vosotros sois hermanos, ¿por qué os herís el uno al otro?». Pero el que estaba hiriendo a su prójimo lo empujó, diciendo: «¿Quién te ha puesto por gobernante y juez sobre nosotros? ¿Acaso quieres matarme como mataste ayer al egipcio?». Al oír estas palabras, Moisés huyo y se convirtió en extranjero en la tierra de Madián, donde fue padre de dos hijos.”——————————1986, 1995, 1997 by The Lockman FoundationMás información sobre La Biblia de las Amé[email protected]
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    11:41
  • Libro de Los Hechos Cap. 6
    Lecturas interpretadas de La Santa Palabra De Dios, Elohim Adonai1 Por aquellos días, al multiplicarse el número de los discípulos, surgió una queja de parte de los judíos helenistas en contra de los judíos  nativos, porque sus viudas eran desatendidas en la distribución diaria de los alimentos.  2 Entonces los doce convocaron a la congregación de los discípulos, y dijeron: No es conveniente que nosotros descuidemos la palabra de Dios para servir mesas.  3 Por tanto, hermanos, escoged de entre vosotros siete hombres de buena reputación, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, a quienes podamos encargar esta tarea.  4 Y nosotros nos entregaremos a la oración y al ministerio de la palabra.  5 Lo propuesto tuvo la aprobación de toda la congregación, y escogieron a Esteban, un hombre lleno de fe y del Espíritu Santo, y a Felipe, a Prócoro, a Nicanor, a Timón, a Parmenas y a Nicolás, un prosélito de Antioquía;  6 a los cuales presentaron ante los apóstoles, y después de orar, pusieron sus manos sobre ellos. 7 Y la palabra de Dios crecía, y el número de los discípulos se multiplicaba en gran manera en Jerusalén, y muchos de los sacerdotes obedecían a la fe. 8 Y Esteban, lleno de gracia y de poder, hacía grandes prodigios y señales entre el pueblo.  9 Pero se levantaron algunos de la sinagoga llamada de los Libertos, incluyendo tanto cireneos como alejandrinos, y algunos de Cilicia y de Asia, y discutían con Esteban.  10 Pero no podían resistir a la sabiduría y al Espíritu con que hablaba.  11 Entonces, en secreto persuadieron a algunos hombres para que dijeran: Le hemos oído hablar palabras blasfemas contra Moisés y contra Dios.  12 Y alborotaron al pueblo, a los ancianos y a los escribas, y cayendo sobre él, lo arrebataron y lo trajeron en presencia del concilio.  13 Y presentaron testigos falsos que dijeron: Este hombre continuamente habla en contra de este lugar santo y de la ley;  14 porque le hemos oído decir que este nazareno, Jesús, destruirá este lugar, y cambiará las tradiciones que Moisés nos legó.  15 Y al fijar la mirada en él, todos los que estaban sentados en el concilio vieron su rostro como el rostro de un ángel.  --------1986, 1995, 1997 by The Lockman Foundation⁠⁠Más información sobre La Biblia de las Américas⁠⁠⁠⁠⁠⁠⁠⁠⁠⁠⁠⁠⁠⁠⁠⁠⁠⁠⁠[email protected]⁠⁠⁠⁠⁠⁠⁠⁠⁠⁠⁠⁠⁠⁠⁠⁠⁠⁠
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    3:51

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Generated: 5/9/2025 - 2:02:06 PM