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  • 'Somos agricultores no mineros', claman campesinos del Chocó Andino en Ecuador
    En la región ecuatoriana del Chocó Andino, un oasis de biodiversidad, a dos horas de Quito, las comunidades campesinas aprobaron en 2023 prohibir las nuevas concesiones mineras. Sin embargo, la actividad minera sigue presente. Reportaje. A tan solo dos horas de Quito, la capital ecuatoriana, entre el mar y los Andes, existe un paraíso de vegetación tropical sumergido por las nubes. Estamos en el Chocó Andino, declarado reserva de la biósfera por la Unesco en 2018.Junto con Doris Villalba - su esposa-, Sergio Basantes, vestido de un chaleco gris, nos da la bienvenida en Mashpi Amagusa, una de las reservas privadas de este corredor de biodiversidad que conecta Panamá con Perú y donde habitan tucanes y osos entre otras especies. Aquí se han registrado 600 especies de aves 270 mamíferos y 140 anfibios distintos, varios de ellos endémicos.“Mashpi significa ‘amigo del agua’”, cuenta a RFI Sergio Basantes en medio de su predio de 65 hectáreas de vegetación tropical donde recibe a turistas para el avistamiento de aves. “Aquí puede ver una lorita de cachete rosado, endémica del Chocó, y un tucanete lomirrojo”.La reserva surgió en 2012 para valorar la biodiversidad. “Antiguamente utilizábamos esto para potreros, y ahora todo lo que puede ver acá ha sido resembrado y reforestado con 2000 árboles”, recuerda Basantes, en medio de una densa vegetación, donde se mezclan el canto de las aves, el ruido de la lluvia y el vuelo de decenas de colibrís. “En temporadas altas tenemos 23 especies de colibrís. Ahorita hay un oreja violeta, un brillante emperatriz y una corinita aterciopelada que anda ahí rondando”.“Hemos podido conservar esto porque nos hemos opuesto a que estas tierras sean concesionadas a empresas mineras”, recuerda Basantes.Y es que el Choco Andino, además de su excepcional biodiversidad de fauna y flora alberga otro tipo de riqueza: el subsuelo contiene oro que suscita la codicia de empresas y mineros ilegales.Escuche el audiorreportaje completo:Aunque suene paradójico existen aquí cerca de 20 concesiones mineras vigentes y que se superponen con el mapa de la región de biósfera. Fue precisamente para detener el avance de la minería que, en 2023, ciudadanos de la región impulsaron una consulta popular para prohibir las nuevas concesiones de minería metálica en el distrito Metropolitano de Quito, que abarca el Chocó Andino.Teolinda Calle activista ambiental, fue una de las impulsoras de esta consulta. Nos recibe en su restaurante ubicado rodeado de colinas verdes y de cascadas. “Antes de la consulta popular, hemos logrado que se borren dos concesiones.  Recién en 2024 se borraron”, explica Calle.“Ganamos la consulta con aproximadamente 1 millón de votos, sin embargo, la falta de control del estado sigue dándose. Ninguna empresa tiene permisos ambientales. Y tenemos minería ilegal en Paco. Pero no hay quien controle”, lamente Teolinda Calle.Los habitantes del Choco Andino ganaron una primera batalla legal contra la minería. Pero no han ganado la guerra contra el extractivismo, nos dice Eddyn Cortés. Este campesino, miembro de la cooperativa de producción de panela Copropap, principal industria de la región es también líder del Frente Antiminero que lucha contra el extractivismo en la región.En conversación con RFI desde Pacto, Cortés denuncia la actividad de empresas mineras, como Ecuamin, que cuentan con concesiones pero que carecen de licencias ambientales vigentes para operar. "A parte de eso, existe minería aluvial de mineros supuestamente artesanales, pero que usan dragas, en el río Chirapi que siguen minando en el territorio. Ellos le venden material a la empresa", señala el campesino.En Pacto, la actividad minera aún se siente. A unos minutos del centro, la entrada de una concesión minera parece activa: la reja está abierta y tiene rastros recientes de camiones en el suelo.La minería ilegal en Ecuador que generó en 2024 1.300 millones de dólares de exportaciones, según estimaciones del medio de investigación Plan V. Los campesinos del Choco Andino denuncian la actividad minera en túneles abandonados por las empresas que tienen concesiones mineras, como en la localidad de El Paraíso. Una moradora del pueblito, Marcia Obando observa desde 8 meses idas y venidas de camiones llenos de material pétreo extraído ilegalmente en un cerro a menos de 1 km de su casa. “Los camiones cargados con material pétreo pasan a la 1 o 2 de la mañana, con carros de seguridad. El 8 de abril fue la última vez que los vimos cargar material. Y se escucha cuando detonan los explosivos”, dice a RFI.“Hemos llamado varias veces al ECU, el número de emergencias, pero dicen que no es su responsabilidad”, alerta.Las alternativas a la mineríaMarcia Obando, junto con un grupo de campesinos, apuestan a la actividad agrícola como alternativa a la minería “para no solo estar gritando, porque somos agricultores, no mineros”. Nos condujo hacia a la finca Parcayaco, un modelo de agricultura orgánica y circular.Detrás su casa, Wilson Ruales camina entre cultivos que mezclan caña de azúcar, vegetación libre y una variedad infinita de verduras, sembradas con técnicas que permiten prescindir del uso de agroquímicos. Varias fincas de la región tienen el sello orgánico, y exportan panela a Italia, España y Francia. Ruales va más allá de lo orgánico y sembró 41 especies en 400 m2 en una parcela siguiendo los principios de la agricultura sintrópica donde las plantas hacen alianzas y se protegen mutuamente contra las plagas. “Las aromáticas producen olores y eso hace que ciertos insectos eviten poner sus larvas para que se desarrollen las plagas”.“Aquí la minería es muy preocupante. Se ha hecho resistencia desde 2002, luego ganamos la consulta popular para prohibir la minería en el Chocó Andino, pero no suficiente. Una de las formas de decirle ‘no’ a la minería no es solo salir a las calles. Tenemos actividades agrícolas. La lucha también es producir e innovar para la alimentación”,La lucha de los campesinos de Pacto contra la minería no es un caso aislado. En varias regiones de Ecuador, comunidades campesinas e indígenas alzan la voz contra el extractivismo legal e ilegal que invade sus territorios. Y la reelección reciente de Daniel Noboa a la presidencia de la Republica preocupa a los sectores ambientalistas: el mandatario quiere impulsar la minería metálica a gran escala en Ecuador.Un reportaje de Raphaël Morán, realización técnica: Pilar Pérez.
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  • Geoingeniería: cuando científicos de Silicon Valley quieren tapar el sol para enfriar la tierra
    La inyección masiva de aerosoles para disminuir la radiación solar y limitar el cambio climático es una técnica impulsada por varias empresas estadounidenses. Sin embargo, aunque parezca futurista, la geoingeniería solar presenta múltiples peligros, advierten científicos. La propuesta de la Planetary Sunshade Foundation se asemeja a un guión de ciencia ficción. Esta iniciativa privada, con sede en Los Angeles, propone desplegar una gigantesca sombrilla en el espacio para reflejar la luz solar y de esta manera disminuir el efecto invernadero en la Tierra.Y es que con la aceleración del cambio climático - nuestra trayectoria actual nos llevaría hacia un aumento de 3°C de las temperaturas globales -, los defensores de la geoingeniería solar abogan por alterar la radiación a gran escala, además de reducir nuestro uso de los combustibles fósiles, principal causa del cambio climático.“La geoingeniería solar o lo que se llama ‘modificación de la radiación solar’ (SRM en inglés) agrupa técnicas que buscan reflejar parte de la radiación solar. O sea que la radiación que llega al planeta se refleje hacia el espacio en orden de reducir el calentamiento global”, explica Alex Godoy Faúndez, profesor asociado en la Universidad del Desarrollo en Chile y miembro comité científico asesor en temáticas de cambio climático del gobierno de Chile.Los modelos de ingeniería solar proponen “inyectar a nivel estratosférico aerosoles como sulfato o carbonato de calcio o bien con el blanqueamiento de nubes marinas para aumentar el reflejo de la radiación en términos geográficos enormes, como si fuese un espejo”, agrega en entrevista con RFI. Dicha tecnología, sin embargo, está en fase experimental. Según la plataforma Geoingeneering Monitor, que compila los proyectos de geoingeniería a nivel global, existen actualmente 17 proyectos de geoingeniería solar. El Great Barrier Reef MCB en Australia plantea, por ejemplo, pulverizar gotas de agua de mar para que las partículas de sal aumenten el potencial reflectivo de las nubes, y así limitar el deterioro de los corales bajo el efecto del calor.“La mayoría de los estudios que existen son modelaciones climáticas en computador. Sin embargo, el interés por este tipo de aproximación ha aumentado entre el año 2015 y 2022, precisamente porque se ha agravado el efecto del cambio climático”, observa Alex Godoy Faúndez.Rechazo contundente de la comunidad científica“El problema que existe es un riesgo ético. La posibilidad es que [la geoingeniería solar] se use como excusa para no salir de los combustibles fósiles. Esta preocupación ya lo despertó el IPCC (Grupo Internacional de Expertos sobre Cambio Climático, GIEC), del cual me tocó ser parte del año 2018”, advierte el investigador chileno.“Otro aspecto tiene que ver con la inequidad, porque cambiar el balance climático es cambiar los equilibrios energéticos del planeta”, alerta Godoy Faúndez.“¿Qué pasa si un país unilateralmente decide aplicar un experimento a gran escala que perjudique a muchos países? Los modelos incluso sugieren que una inyección mal calibrada podría alterar desde los monzones africanos asiáticos, afectando la agricultura y poniendo en riesgo la seguridad alimentaria de millones de personas”, recuerda el especialista.En el 2022, más de 400 científicos y expertos de 60 países firmaron una carta abierta para solicitar un acuerdo internacional de no uso unilateral de la geoingeniería. “Apostamos por alternativas que hoy son más seguras y efectivas con una transición energética justa, una conservación de los ecosistemas, la promoción y la inversión en tecnologías limpias y apuntar hacia una justicia climática global”, concluye Alex Godoy Faúndez, firmante de dicha carta. El sueño 'tecnosolucionista' de la Silicon ValleyBombardear la atmósfera con aerosoles para reducir la radiación solar plantea también serios retos en materia de justicia climática y varias pruebas se han hecho a espaldas de las comunidades locales, advierte por su parte el colectivo ambientalista HOME (Manos fuera del planeta por su abreviatura en inglés).El proyecto Scopex, financiado por Bill Gates y lanzado en 2019, que consistió en la liberación de carbonato de calcio y sulfato desde un globo a gran altitud para reflejar la luz solar, fue finalmente abandonado el año pasado debido al rechazo de comunidades locales en Suecia. Este caso fue un emblema de la falta de consenso social en torno a la geoingeniería según Silvia Ribeiro, periodista de investigación y asesora de la plataforma HOME, que monitorea los proyectos de geoingeniería en el mundo.“Lo que impulsa este tipo de arreglos tecnológicos es que cualquier problema que cause el cambio climático no es necesario ir a las causas porque se puede manejar con tecnología y esto es exactamente el tipo de mentalidad de Silicon Valley, o sea, de las grandes empresas tecnológicas que en este momento también son los hombres más ricos del mundo”, constata Silvia Ribeiro.En México, la startup estadounidense Make Sunset liberó dióxido de azufre en territorio mexicano sin el consentimiento de las autoridades ni de la población local. El cofundador del proyecto, Luke Iseman, un empresario estadounidense, dice haberse inspirado de una novela de ciencia ficción, Termination Schock (William Morrow, 2021), y propone 'créditos de refrigeración' a clientes que buscan compensar sus emisiones de CO2.Después de la revelación de estos experimentos. El gobierno mexicano declaró la prohibición de la geoingeniería solar en su suelo en virtud del principio precautorio.Escuche el programa completo:Entrevistas: -Alex Godoy Faúndez, profesor asociado y directo centro de investigación en sustentabilidad de la Universidad del desarrollo y miembro comité científico asesor en CC del gobierno de Chile, autor de IPBES. -Silvia Ribeiro, periodista investigadora y asesora de la plataforma 'HOME', 'Manos fuera del planeta', de monitoreo de los impactos ambientales de la tecnología.
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  • Huancavelica, la ciudad peruana envenenada por el mercurio
    A un año de la declaratoria de emergencia ambiental en las ciudades de Huancavelica y Sacsamarca debido a la contaminación por mercurio, nada ha cambiado. Aún no se han tomado las medidas necesarias para limpiar los suelos contaminados por siglos de explotación minera, constatan varias voces de la sociedad civil. Ubicada a 3600 metros de altitud en los Andes peruanos la ciudad de Huancavelica aún paga el precio de siglos de explotación minera para la producción de mercurio, una sustancia usada para separar el oro. Según estimaciones realizadas desde los registros de la época colonial, 68.000 toneladas de mercurio salieron de las entrañas de la tierra en Huancavelica entre 1564 y 1810.“Cerca de la ciudad estaba la mina de Santa Bárbara, una de las mayores. Este mineral, el cinabrio, que bajaban de la mina, se quemaba en más de cien hornos en Huancavelica para poder extraer el mercurio. Por las chimeneas salían estos humos que tenían mercurio que fue esparciendo, además de las escorias”, describe Elsa Benavente, física y miembro de la Plataforma Nacional de Afectados por Metales Tóxicos en Perú.Aunque la actividad minera se acabó en los años 1970, las familias de esta ciudad que hoy en día viven en casas de adobe construidas con tierra contaminada, así como las de Sacsamarca, un municipio colindante, aún respiran vapores de metales tóxicos y pisan una tierra contaminada. “Según el censo de 2017, hay 3517 viviendas hechas de adobe, con el suelo de tierra”, indica Benavente.Una contaminación invisible pero peligrosa. Para evidenciar esta exposición de la población a los metales tóxicos, la ONG estadounidense Consejo de Salud Ambiental EHC, por sus siglas en inglés analizó muestras de suelo y de polvo de la ciudad de Huancavelica. Se analizaron también las paredes adobe de las casas y la calidad del aire.En un informe de 59 páginas publicado en 2015, la organización alertó las altísimas concentraciones de metales pesados en Huancavelica. En el 47% de las casas estudiadas, la concentración de mercurio superaba tres veces los estándares recomendados, detalló a RFI el director de la ONG, Nicholas Robins.En diciembre de 2023, como resultado de acción judicial de organizaciones de la sociedad civil, la justicia peruana ordenó a las autoridades decretar la emergencia ambiental en Huancavelica y Sascamarca, realizar un inventario de pasivos mineros y tomar medidas de remediación ambiental. La orden fue firmada en abril de 2024. Pero desde entonces, los avances son casi nulos. Más de 55.000 personas debían recibir atención integral. Pero entre mayo y julio de 2024, solo 1,553 personas fueron atendidas y no hay plan de remediación a causa de la lentitud burocrática, indica una investigación del portal peruano de investigación Salud con Lupa.Y a pesar de que las autoridades ambientales locales confirmaron la presencia excesiva de una veintena de metales pesados en el medioambiente, la situación no ha cambiado para la población de Huancavelica: a la contaminación se suma la pobreza y la falta de atención médica.La intensa actividad minera, legal e ilegal, en Perú ha causado desastres ambientales también en la región Amazónica de Madre de Dios donde también se han encontrado altos niveles de mercurio.Escuche el programa completo aquí: Entrevistas:-Nicholas Robins, presidente del Consejo de Salud Ambiental, Environmental Health Council, ONG estadounidense.-Elsa Benavente, física y miembro de la Plataforma Nacional de Afectados por Metales Tóxicos en Perú
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  • Ecuador enfrentó su peor derrame petrolero en 27 años
    En Ecuador, cerca de 200.000 personas se quedaron sin agua potable durante dos semanas debido a la contaminación por hidrocarburos tras el derrame de petróleo en la provincia de Esmeraldas. Y los daños ambientales de esta catástrofe sin precedentes en la región de Esmeraldas son incalculables. Testimonios. La población de la provincia ecuatoriana de Esmeraldas sintió en carne propia los impactos del derrame petrolero del 13 de marzo en el oleoducto ‘Sote’ en el norte del país. Irritación en la piel, afectaciones respiratorias, ruptura del suministro de agua son algunas de las consecuencias del vertido de miles de barriles de crudo en 80 km de cuerpos de agua en los ríos Viche, Caple y Esmeraldas.La empresa Petroecuador ha instalado barreras de contención para detener el flujo de hidrocarburos en los afluentes del río Esmeraldas y remover el crudo del agua. Pero la contaminación bajó hasta la desembocadura del río, en la costa donde vive Wendy, en una de las islas rodeadas de manglares. “El impacto es total en la economía. El manglar está contaminado. Y nosotros vivimos del cangrejo, del camarón. Nuestros animales se están muriendo. Hemos visto nutrias manchadas de petróleo”, contó Wendy a RFI, por teléfono.Dos semanas después de la rotura de un oleoducto, presuntamente por un deslave, la empresa Petroecuador indicó que se derramaron 25.116 barriles de petróleo. El incidente se añade a una serie de derrames, pero sería el peor desde el deslave de febrero de 1998 que causó una fuga de más de 43.000 barriles de crudo en la provincia de Esmeraldas.“Algunos años atrás, hubo también un derrame de diésel y las islas fueron golpeadas. Es injusto que esto siga siendo sucediendo”, lamenta Wendy, con la voz quebrada por la emoción.Tras recorrer explorar con drones los ríos Viche y Caple, afluentes del Esmeraldas, el biólogo marino y profesor de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador, Eduardo Rebolledo compartió con RFI un preocupante diagnóstico. “Hay dos ríos azoicos, esto significa que están carentes de forma de vida acuática en este momento. Están muertos. Pero es temporal. En el recorrido que hicimos, no vimos ni un solo pez”, contó a Radio Francia Internacional tras un recorrido una semana después de la catástrofe.“El sector más afectado es la comunidad de pescadores artesanales con una flota pesquera de alrededor de 150 a 200 embarcaciones en las comunidades ribereñas : no hay producción pesquera”, detalla Rebolledo.El investigador reporta también “una franja negra pegada a las hojas del mangle” en el manglar del Refugio de Vida Silvestre Manglares Estuario Río Esmeraldas, un refugio único de biodiversidad.El derrame petróleo de marzo se suma a una larga lista de incidentes de este tipo en Ecuador desde el inició de las operaciones en 1972 del oleoducto SOTE que atraviesa el país desde la Amazonía para transportar el crudo hasta la costa de Esmeraldas.Las comunidades locales y el medioambiente han pagado un precio muy alto por la extracción petrolera, denuncia Alexandra Almeida, vocera de la ONG ambientalista Acción Ecológica para temas petroleros. “Los derrames son muy frecuentes. En los campos petroleros de la Amazonía donde se extraen estos hidrocarburos, hay dos a tres derrames medianos por semana. Los pequeños son casi a diarios. Y en las tuberías ‘SOTE’ y ‘OCP’ también son frecuentes”.Antes de la construcción del Oleoducto de Crudos Pesados ‘OCP’ en 2003, la ONG Acción Ecológica realizó un inventario de derrames en el otro oleoducto paralelo, el ‘SOTE’.  Desde los años 1970, “llegamos a contar 49 derrames, y el mas grande era el ocurrido en el 1987 por un terremoto”, indica Almeida.La ONG denuncia también el impacto duradero de esta contaminación por hidrocarburos. “Estamos haciendo monitoreos en los sitios afectados y todavía aparecen en los suelos tóxicos, metales pesados que son típicos de la composición del petroleo”, subraya Almeida.Quedan aún dudas sobre las causas del desastre ambiental. Inicialmente la empresa Petroecuador indicó que la rotura del oleoducto se debió a un deslizamiento, que suelen ocurrir en temporadas de lluvias. Pero la ministra de Energía de Ecuador habló de un posible sabotaje.Escuche el programa completo:   Entrevistas:-Eduardo Rebolledo, biólogo marino, docente e investigador en la Pontificia Universidad Católica de Ecuador, en Esmeraldas.-Fabricio Valencia, presidente de la comunidad de Chucaple, Esmeraldas, afectada por el derrame petrolero.-Wendy, habitante de las islas de la desembocadura del río Esmeraldas.-Alexandra Almeida, bioquímica y encargada de los temas petroleros en la ONG ambientalista Acción Ecológica.
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  • Agricultor peruano demanda a empresa alemana por el deshielo de los Andes
    Un juicio inédito se abre en una corte de justicia alemana. El campesino peruano Saúl Luciano Lluiya exige a la empresa energética alemana RWE participar a los costos de adaptación al cambio climático en su ciudad, Huaraz, amenazada por el derretimiento glaciar. El caso podría sentar precedentes en materia de justicia climática. El 17 de marzo, la corte regional de Hamm en Alemania inicia la  audiencias en el marco de la demanda de Saúl Luciano Lliuya, un campesino peruano y guía de montaña, oriundo de Huaraz, en la Cordillera Blanca de Perú, una región golpeada por el derretimiento glaciar producto del calentamiento global.En lo que parece ser una pelea de David contra Goliat Lliuya, apoyado por la ONG alemana Germanwatch, demandó al gigante energético alemán RWE, responsable del 0,47% de todas las emisiones globales de dióxido de carbono (CO2) mundiales desde el inicio de la era industrial.Dicha demanda busca demostrar que estas emisiones son en partes responsables del calentamiento global que causaron el derretimiento glaciar en los Andes. El retroceso glaciar se acompaña de una peligrosa extensión del volumen del lago glaciar Palcacocha, ubicado a 4500 m de altitud y que amenaza la ciudad de Huaraz, ubicada río abajo.“En el año 1941, ya ocurrió un aluvión que destruyó una parte de la ciudad y murieron entonces cerca de 2000 personas”, recuerda Lliuya, entrevistado por RFI en vísperas del inicio de las audiencias.De los años 1940 en adelante, el calentamiento global llevo a una pérdida de casi el 50 % de la masa de los glaciares en los Andes, según los científicos.“La laguna glaciar Palcacocha ha crecido 34 veces. Entonces si se desborda la laguna, podría afectar a 50.000 personas que viven en la zona de riesgo”, advierte el demandante. “RWE es una de las empresas que más ha contribuido a la crisis climática. Entonces la demanda busca que RWE se haga cargo de una parte del costo de la construcción de un dique para asegurar la laguna y para proteger Huaraz”, detalla Saúl Luciano Lliuya.Al considerar que RWE es responsable  del 0,47% de las emisiones globales de CO2 desde el inicio de la era industrial, el peruano, junto con los juristas de Germanwatch, exigen que la empresa aporte el 0,47% del costo de las obras, es decir la cantidad de 17.000 euros.Una primera demanda de este tipo fue presentada en 2015 pero otro tribunal alemán la desestimó. La desaparición anunciada de los glaciares andinosLa peligrosa situación en la que se encuentra la ciudad de Huaraz por el riesgo de desbordamiento de la laguna Palcacocha es una de las consecuencias múltiples que enfrentan las zonas andinas por el calentamiento global.Rubén Efraín Basantes glaciólogo ecuatoriano y profesor de la Universidad de Yachay observa que “desde finales de los setentas se ha acelerado de manera bastante importante la desaparición de los glaciares con el aumento de temperatura. Se ha medido que, en los Andes, entre un 30% a un 50% de la masa glaciar se ha perdido debido a este este aumento de temperaturas”, dice a RFI.Aunque el retroceso glaciar es variable según los países, se estima que todos los glaciares que están ubicados a menos de 5100 metros de altitud están “sentenciados a la desaparición”, advierte el glaciólogo.En el Ecuador, los glaciares ubicados en los volcanes Carihuairazo, Ilinizas y Cotacachi “ya han desaparecido casi totalmente”, constata Bastantes. “Son las primeras víctimas del cambio climático”.La demanda contra el gigante energético alemán RWE pone también en evidencia las consecuencias concretas del calentamiento global y los necesarios esfuerzos de adaptación. Además de los riesgos de aluvión y desprendimiento, se verá afectada “la disponibilidad hídrica para bienes de consumo humano, para la producción de energía hidroeléctrica, para el riego de los cultivos", anticipa el glaciólogo.Escuche el programa completo de 'Vida en el planeta'.Queda por ver si la justicia alemana reconocerá el vínculo directo entre las emisiones de CO2 de RWE y el derretimiento glaciar en Perú.Aunque el peruano solo reclama 17.000 euros a la empresa, el caso podría sentar un precedente en materia de justicia climática. La ONG Germanwatch, que asesora a Saúl Luciano Lliuya no excluye otras demandas a futuro.Según un estudio publicado en la revista Science en 2023, en el mejor de los escenarios, si el planeta se calienta en promedio 1,5°C a nivel global, perderemos el 26% de la masa glaciar del planeta. Y si las temperaturas globales aumentan 4°C a nivel global de aqui a finales del siglo, podrían desaparecer el 83% de los glaciares. En estas condiciones, cada tonelada de codos que evitamos liberar en la atmósfera cuenta para limitar los daños. 
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Acerca de Vida en el Planeta

"Vida en el planeta" es la cita semanal de Radio Francia Internacional dedicada al medioambiente. Aquí hablamos de las amenazas que pesan sobre nuestro planeta: calentamiento global, especies en peligro de extinción, deforestación y contaminación. Les proponemos también explorar soluciones sostenibles e ideas innovadoras para preservar los ecosistemas.
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