EPISODIO 17, AGUJAS EN LA MULTITUD: EL AGRESOR ANÓNIMO, EL TERROR URBANO Y EL CRIMEN SIN ROSTRO.
Agujas en la multitud: Psicología y criminología del agresor anónimo en el transporte públicoPor Francisco Javier Rivero Sánchez | Criminólogo | Abogado Penalista | Creador del podcast “Un Asesino Entre Nosotros”Introducción – El terror invisibleTodo empieza con una sensación.Una punzada. Un roce. Una duda.Y de pronto: el miedo.En los últimos meses, se han reportado casos de personas que han sido pinchadas con agujas u objetos punzocortantes dentro del transporte público. Lo alarmante no es solo el acto en sí, sino su naturaleza anónima y silenciosa, donde la víctima no puede identificar al agresor ni comprender su motivación inmediata (González, 2020).Análisis criminológico y penalEstas agresiones pueden ser tipificadas como lesiones dolosas, delitos contra la salud, incluso tentativa de homicidio, si hay sustancias involucradas (Jiménez, 2022). Pero más allá del castigo, el fenómeno exige un análisis criminológico profundo:¿Quién lo hace… y por qué?El perfil del agresorA partir de estudios criminológicos y psicoforenses recientes (Zambrano & Cárdenas, 2021), se pueden identificar al menos cuatro tipologías:1. Agresor simbólico: Actúa como forma de control social, alimentado por el narcisismo y la necesidad de provocar terror (Hare, 1999).2. Agresor fetichista/parafílico: Su objetivo es la excitación a través del sufrimiento ajeno; se relaciona con parafilias como la algolagnia o el sadismo no consensuado (APA, 2022).3. Agresor psicótico funcional: Obedece a delirios persecutorios o mandatos alucinatorios. Se han registrado casos de esquizofrenia paranoide mal diagnosticada (APA, 2022).4. Agresor experimental o imitador: Actúa por imitación, curiosidad mórbida o reto social. Su perfil es joven, urbano y funcional (Jiménez, 2022).Desde la neurociencia del crimenEstudios en neuroimagen funcional indican que el circuito de recompensa cerebral se activa cuando el agresor obtiene una descarga de poder anónimo en espacios densamente poblados (Raine, 2013).Incluso en sujetos sin antecedentes psiquiátricos graves, el impulso puede surgir de una combinación entre impulsividad, desapego emocional y exposición al caos (Fallon, 2013).Impacto en las víctimasEl daño físico puede ser mínimo. Pero el daño psicológico es duradero.Muchas víctimas desarrollan trastornos de ansiedad, agorafobia o síntomas de estrés postraumático.Además, si el agresor porta una enfermedad transmisible, el daño puede extenderse a niveles sanitarios y sociales más profundos (WHO, 2019).Omisión estructuralLa falta de protocolos ante estos casos en el transporte público es alarmante.No hay mecanismos de denuncia eficaces. No hay cámaras funcionales en todos los vagones.Y lo más preocupante: muchas víctimas ni siquiera denuncian, por miedo al estigma o la incredulidad institucional (González, 2020).Reflexión finalEsto no es un simple acto vandálico. Es una forma de microterrorismo urbano (Zambrano & Cárdenas, 2021).Es la manifestación de una psicología disfuncional que se alimenta del anonimato y el miedo colectivo.Y si no se detiene… puede escalar.